En abril 30 de 2012 Ken Auletta de la revista “The New Yorker” una de las publicaciones de mayor tradición y prestigio en los círculos intelectuales de habla anglo, publicó su trabajo “Get Rich U”, donde entre otros fenómenos de la universidad Stanford, trata en detalle la manera como está afrontando esta institución lo que su director llama el Tsunami virtual. Temas álgidos como el deseo de los profesores por participar en los ingresos comienzan a emerger, en Estados Unidos compañías como Udacity y Khan ya van marcando la pauta. En América Latina nace el primer portal de distribución de contenido que ofrece regalías compartidas a maestros: Wedubox (ahora Zalvadora). la educación se enfrenta al mismo reto que las editoriales, o la industria musical hace una década y los jugadores que lo sepan interpretar serán los sobrevivientes de este bien llamado Tsunami.
El siguiente es un extracto traducido al castellano del artículo de Ken Auletta en The New Yorker:
Marc Andersen de Stanford manifestó a la prestigiosa revista The New Yorker su satisfacción por la cancelación del proyecto de abrir una universidad de Stanford en la costa este, en lugar de construir edificios –dice Andersen- Stanford debería invertir más de sus recursos en educación virtual; “estamos ad portas de la oportunidad de entregar educación con tecnología de punta, del calibre de Stanford a cada joven en el mundo, y la idea de construir un campus para alcanzar una mínima fracción de ellos es –para mí- claramente desperdiciar nuestro potencial”.
John L. Hennesy, presidente de Stanford comparte esta visión, al igual que Andersen cree que la educación on line puede ser tan revolucionaria como lo fueron las descargas para en línea para la industria musical. La Educación Virtual amenaza con un día romper a la educación tradicional reduciendo los costos de la educación superior ofreciendo formación desde su hogar y a su propio ritmo,” Parte del reto es que en este momento tenemos más preguntas que respuestas” dice Hennesy sobre la educación virtual, “Sabemos que será algo muy importante, y que en el largo plazo transformará la educación, así aun no entendamos como”.
El otoño pasado Stanford introdujo tres cursos gratis sobre ingeniería, cada uno organizado por segmentos cortos. 160,000 estudiantes de 90 países se matricularon en el curso de Sebastian Thurn sobre inteligencia artificial. Ellos utilizaron el mismo material que los estudiantes de Stanford, recibieron calificaciones y al finalizar podía solicitar su certificación que llevaba el nombre de Thurn, más no el de Stanford. El interés nos sorprendió, dice John Etchemendy, la pregunta era: cómo aumentamos la eficiencia sin sacrificar la calidad?, Stanford piensa ofrecer otros 4 cursos gratis.
Los profesores de Stanford, bien acostumbrados al espíritu emprendedor de sus estudiantes, ya comenzaron a pedir una parte del ingreso una vez los cursos se comiencen a cobrar, esta solicitud ofende a algunos profesores como Debra Satz, decana senior quien se autodefine como una servidora pública, “Algunos profesores se ven como contratistas privados, y si eres eso, esperas recibir paga adicional”. “pero si eres miembro de una comunidad tienes ciertas responsabilidades.
Sebastian Thurn renunció a su posición en Stanford, ahora trabaja tiempo completo en Udacity, una compañía que el fundó que ofrece cursos en línea. Udacity se une a un grupo de compañías cuyas inversiones en educación a distancia pueden en el futuro atraer estudiantes de Stanford.
La experiencia de Jhon Henessy en Silicon Valley demuestra que la interrupción digital (ver: Educación Virtual, Creer o no Creer?, revistaeducacionvirtual.com Julio 25, 2012) es usual e incluso deseable, se cree que las compañías de bienes y servicios sufren interrupciones por que son ineficientes y costosas. La industria editorial ha sufrido por la conveniencia de leer en pantalla o dispositivos móviles, por que esperar en la tienda cuando hay amazon?, por que pagar una agencia de viajes cuando existe expedia?, el mismo argumento aplica a la educación. Un curso on line puede reducir el valor de la matricula y acabar con el tablero (pizarrón) y las aulas. Los estudiantes en línea podrían tomar cualquier curso, cuando quieran, y no perder tiempo desplazándose al campus.
A mediados de febrero Jhon Henessy se tomó un sabático, sus planes incluían viajar, y pasar tiempo con su familia. Tendré la oportunidad de pensar –dice Hennesy- sobre todos sus planes, educación en línea encabeza su lista, Stanford, al igual que los periódicos, la industria musical y la mayoría de los medios hace poco más de una década, navega en aguas aparentemente calmadas, pero su experiencia digital le advierte sobre los peligros latentes, “Se aproxima un Tsunami”.
mas: http://www.newyorker.com/reporting/2012/04/30/120430fa_fact_auletta#ixzz23REpqyyi