Justin Pope de Bloomberg Businessweek tomo y terminó un curso MOOC de MIT, en este artículo nos resume su experiencia, ventajas y posibilidades de mejora del modelo actual que define estos cursos. Resalta ventajas en velocidad, contenido, y acceso masivo, mientras levanta advertencias sobre la falta de flexibilidad en tiempo.
Por Justin Pope, escrito para Bloomberg Businessweek Agosto 3 2013
Esther Duflo, uno de los dos economistas estrella de MIT que dictan el curso MOOC (cursos abiertos masivos en línea por sus siglas en inglés) que estoy tomando sobre pobreza mundial, es una mujer de habla rápida, a quien difícilmente se puede seguir el paso, especialmente cuando el tema es matemática.
Su compañera dictando el curso es Abhijit Banerjee hablaba tan despacio que era casi imposible no dedicarse a revisar facebook en sus pausas.
No se asusten: Una de las innovaciones tecnológicas más sofisticadas de estos cursos gratuitos ofrecidos por universidades de élite es también una de las más útiles: Puedes acelerar las clases hasta un factor de 1,5x, des acelerarlas hasta un 0,75x o escucharlas a velocidad natural.
Se me ocurre pensar cuanto más habría aprendido, o cuánto tiempo menos habría desperdiciado si mi experiencia universitaria presencial hace 20 años hubiese ofrecido la misma opción.
Ahora, si bien estos detalles me resultan muy atractivos, difícilmente son la clave de la innovación que proponen estos MOOC. La pregunta de fondo es, Tienen razón sus entusiastas promotores al afirmar que de verdad pueden cambiar la educación superior? Después de meses de escribir sobre ellos, decidí convertirme en uno de los millones de personas que se han inscrito en estos cursos gratuitos y además de eso ser parte del 10% que de hecho los terminan.
Cerca de 39,600 estudiantes se inscribieron en “Los retos de la pobreza global” y estuve entre los cerca de 4,600 que lo terminaron, aprobé el curso sin muchos honores, y recibí por correo electrónico en formato pdf el “certificado de aprendizaje” que lo demuestra. La experiencia me abrió los ojos, tanto en el tema cubierto por el curso, como por el potencial general de los MOOC. Aprendí mucho más, y trabajé más duro de lo que esperaba. Tomé un curso gratuito dirigido por dos de los expertos más reconocidos en un tema que es de mi absoluto interés, una oportunidad increíble. Para millones de personas en el mundo que no tienen acceso a educación de calidad, los Moocs son una revolución, tal como aseguran sus promotores.
Al mismo tiempo obtuve claridad sobre las cosas que NO logran hacer los MOOC, y los elementos que difilmente desaparecerían en un escenario de formación enteramente virtual.
Lo primero que entendí es el por que tan pocos estudiantes terminan los MOOC: Son difíciles. Cuando una clase es gratuita o no genera certificación alguna, demanda una cantidad enorme de autodisciplina (o un compromiso con mi editor de escribir sobre el tema) forzarte a seguir el ritmo. Los MOOC simulan un curso completo en una universidad de primera categoría, lo cual implica al menos 2 a 3 horas de trabajo por semana de clases, mas quizzes, trabajo en casa, y lecturas. Lo más difícil es sostener el ritmo de 12 a 15 semanas, los cual es difícil para personas, como en mi caso, que tienen bebes o un trabajo de tiempo completo a diferencia de cuando era un estudiante universitario tiempo completo.
Desde el punto de vista tecnológico la experiencia fue elegante y simple. Un tablero de control en línea te permite acceder rápidamente a videos, quizzes y los recursos adicionales. Rápidamente captas su rutina: un segmento de clase en vídeo que típicamente dura de 5 a 15 minutos seguido de ejercicios que aseguran que entendiste los puntos clave, más una tarea más extensa después de cada semana.
Es mejor estar en el mismo salón que el docente?, probablemente en el mismo sentido multi-sensorial que una obra de teatro puede ser más poderosa que una película. Sin embargo las clases presenciales también tienen desventajas. Los estudios dejan claro que los estudiantes pierden foco después de algún tiempo. Los intervalos de 5 a 15 minutos facilitan la concentración. Neurológicamente el responder algunas preguntas cada 15 minutos y al final de cada semana es una forma bastante efectiva de asegurar que el conocimiento se capte de manera solida. Además la posibilidad de pausar, retroceder o acelerar es una excelente adición.
Pero, si bien los MOOC pueden acelerar o desacelerar el salón de clase un poco, este tipo de cursos no lo alteran fundamentalmente. Tal como sucede en las clases tradicionales, los MOOC operan por cohortes, el grupo comienza simultáneamente y avanza a la misma velocidad sin importar la habilidad individual. A diferencia de otros cursos que ofrecen al estudiante avanzar “a su ritmo” los MOOC por lo general siguen este modelo. Para mí, al igual que otros en mi clase, esto resulto frustrante. Una semana tuve un viaje de trabajo que no me permitió terminar las tareas, así que obtuve un par de ceros, pero no existía la opción de adelantar trabajo, o des-atrasarme después, si el punto es permitir el acceso al material a conveniencia, por que los plazos tan restringidos?
Articulo original en inglés en: http://www.businessweek.com/ap/2013-08-03/the-abcs-of-moocs-what-its-like-to-enroll