Cuantos estudiantes en una clase se quedan con dudas no resueltas por simple timidez al momento de preguntar?, cuantos no se atreven a repetir una pregunta?, habrá maestros dispuestos a repetir diez veces la misma lección a la misma clase? Estarán en igualdad de condiciones un alumno que alcance el 60% de la nota máxima que uno que alcance el 100%?
Con frecuencia los detractores de la educación virtual citan la calidad como su talón de Aquiles, sin embargo esta idea va ligada a la concepción de filtro que conlleva la formación tradicional, que si bien permite a una minoría concluir con éxito sus estudios e insertarse de forma eficiente al mercado laboral, en el camino va dejando rezagada a una población que por una variedad de razones no cuenta con las bases o los recursos para acceder o concluir un programa tradicional.
El modelo convencional de educación destina una cantidad predeterminada de tiempo para que un grupo heterogéneo de estudiantes alcance la suficiencia en un tema especifico, por ejemplo, un curso de ecuaciones diferenciales puede llegar a durar 60 horas, al final de las cuales se evalúa al los estudiantes y quienes alcancen una suficiencia en exceso del 60% podrán avanzar al siguiente curso. En lo personal este modelo pienso resulta bastante arbitrario, asumir que un alumno del 60% esta en la misma posición de afrontar un curso subsecuente en las mismas condiciones que uno de 100% es por demás temerario, y dada la limitación de tiempo, la presión de grupo etc., los estudiantes son mas propensos a no expresar todas sus dudas por situaciones tan sencillas como el temor a exponerse en publico, o la poca disposición del profesor a retomar una duda recurrente de uno de sus pupilos, esto permite que estudiantes con bases frágiles enfrenten cursos subsecuentes, aumentando la probabilidad de fracaso.
En contraste a esta concepción, aparecen propuestas muy fuertes desde la educación virtual, casos como Khan Academy en los Estados Unidos y WeduBox (ahora eduvolucion) en America Latina, donde la premisa es que cada estudiante alcance un nivel de suficiencia sin importar el tiempo (a su ritmo), están probando ser mas eficientes en la tarea de asegurar bases de formación y suficiencia homogénea en su población de estudiantes, a diferencia de la escuela tradicional Khan (y en general el modelo virtual), permite que el estudiante visite un tema particular las veces que resulte necesario para dominar una asignatura.
Al mismo tiempo las herramientas de enseñanza virtual (como los LMS – Learning Management Systems) están en capacidad de generar datos que un tutor presencial no podría, variables como: cuanto tarda un estudiante en dominar un objetivo?, en que temas en particular tienen dificultades?, quienes son los mas aventajados que pueden servir como asistentes a los que presentan dificultad han probado ser un factor diferenciador a la hora de asignar los tiempos del instructor, Khan Academy ha trabajado esta metodología de manera exitosa con varios distritos de educación publica en el estado de California.
Asimismo la educación virtual abre posibilidades impresionantes mas allá del “que” enseño, en el “como” enseño, la posibilidad de complementar el discurso tradicional del profesor con ayudas de la mejor calidad, controlar la duración de las lecciones, variar actividades, editar las clases; llevan a que la experiencia para el estudiante sea la mejor, disminuyendo la deserción y garantizando el dominio de los temas.
Cada vez mas la educación virtual deja de ser una alternativa para quienes no tienen el tiempo o los recursos para acceder a un programa presencial, para convertirse en la norma en formación, esta transformación puede tardar aun años en perfeccionarse pero es una realidad, después de todo ,el conocimiento ya esta en línea, existen los vehículos para organizarlo y entregarlo eficicientemente a quien lo demande.
Existen mil hipótesis sobre el rol que asumirá la universidad frente a este cambio esencial en la formación, pero la peor decisión que pueden tomar es hacerse a un lado y tomar una posición pasiva, o seguir esgrimiendo hasta el cansancio el argumento de la calidad, las generaciones que vienen no tragan entero, reconocen la calidad, y sus métricas de lo que es calidad son bien diferentes.