La finalización del año escolar resulta un momento ideal para hacer balance de los logros alcanzados y de los desafíos por venir para millones de niños y niñas en todos los continentes
En la mayoría de los modelos educativos del planeta, existen dos indicadores de desempeño educativo: las competencias lingüísticas y las competencias matemáticas. Se podría decir mucho a favor y en contra de que sean estas los dos dominios que se privilegian en la educación convencional, especialmente cuando las investigaciones científicas han llegado a identificar muchos tipos de inteligencia. Sin embargo, la realidad es que si un niño o joven reprueba estos dos componentes se entiende que no tiene el nivel de desarrollo esperado para ser promovido al siguiente nivel educativo.
Muchos padres de familia, desesperados por el bajo rendimiento de sus hijos en lo que se refiere a competencias lingüísticas recurren a psicólogos, fonoaudiólogos, pedagogos para que puedan diseñar planes de refuerzo escolar. Pese a todo pronóstico, la solución a un bajo desempeño en las competencias lingüísticas puede ser la formación musical.
La música, es el verdadero lenguaje universal. La música tiene toda la estructura de un idioma: gramática, ortografía, vocabulario y fonética. Para algunos niños y jóvenes podría resultar más fácil aprender música y , a través de ella, entender y aplicar los elementos propios de la lengua hablada o escrita.
Siendo la gramática el estudio de las clases de palabras, sus inflexiones, sus funciones y sus relaciones en una frase resulta más fácil que un estudiante con dificultades en el entendimiento de las estructuras y las funciones de las palabras, primero entienda las funciones de las formas musicales, las notas, y como ellas se entrelazan con otras unidades musicales para hacer melodías. Escuchar atentamente una melodía y notar sus transformaciones, sus inflexiones, cuando se modifica alguno de los elementos.
Si se entiende la ortografía como el arte de escribir las palabras con las letras adecuadas según el uso aceptado por el lenguaje hablado se entenderá porqué la música puede colaborar con la articulación entre el lenguaje hablado y el lenguaje escrito. Muchos niños, jóvenes e incluso adultos, tienen dificultades para identificar como representar las palabras habladas en la versión escrita. La música ayuda a identificar la entonación y el ritmo para que el estudiante pueda recordar con mayor facilidad cual es la forma escrita correcta para las palabras.
Muchas dificultades en el proceso de desarrollo de las competencias lingüísticas tiene que ver con la fonética, es decir, con el sonido de las palabras. A estos niños y niñas, les puede resultar muy útil la formación musical que les da un adecuado soporte en la pronunciación correcta, entrena la vocalización, la respiración, la dicción. Adicionalmente, la formación musical ayuda maravillosamente a vencer el pánico escénico que juega malas pasadas cuando un estudiante debe leer en voz alta, proclamar un poema, emitir un discurso o presentar cualquier forma de evaluación oral.
Así las cosas, nada más conveniente que clases de música para estudiantes con bajo desempeño escolar en las competencias lingüísticas básicas.